11 noviembre, 2008


Sabíamos no decirnos nada conservando en apariencia una amistad consolidada. Sabíamos no exigirnos mucho, "hola. ¿Qué hacés?, convidame un pucho que me tenés abandonada." Vos con tu mochila a cuestas, yo con la excusa perfecta para charlar de pavadas. Nos hizo un guiño San Telmo, un poco de humo en el medio y enloquecieron las miradas. Quiso el destino que esa noche hiciera frío y que el ruido de los coches me hiciera hablarte al oído. Y si el diablo se contenta con que dudes un instante. Vos y yo nuestras miserias y esta noche por delante amor. ¿Quién sabe? Un umbral perdido y aquel bar medio vacío como único testigo. Brindamos por el olvido y el espíritu del vino se fue haciendo nuestro amigo. Con el corazón en llanta nada mejor que tu lengua abrigando mi garganta. Y conga, conga, conga. Y que siga la milonga, que el mozo traiga otra ronda y que pague Dios. Quiso el destino que ya no hiciera mas frío y sin coches y sin ruido sigo hablándote al oído. Y el diablo que se contenta con que dudes un instante. Vos y yo nuestras miserias y esta noche por delante amor. ¿Quién sabe?

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